Veníamos de Gran Premio en Spa completamente estratégico desde el viernes y ahora tuvimos una carrera psicológica total en Monza que se terminó llevando también Charles Leclerc.
Estamos hablando de que un piloto en su segundo año de Fórmula 1 ha ganado a un Lewis Hamilton que no solo es que tenga 5 títulos mundiales (de camino al sexto), sino que siempre se destaca de él su fuerte mentalidad. Lewis es un hombre que no ataca a lo loco, ni mucho menos; se prepara muy bien las oportunidades y es capaz de mantenerse detrás de otro todo el tiempo que haga falta esperando el fallo para atacar.
De hecho, así lo hizo cuando le sacaron el warning (bandera blanca y negra) a Leclerc. Éste cometió un error en la primera chicane y Hamilton cambió su trazada para salir más rápido de ella y atacar en la siguiente recta.
Pero lo que está claro es que el británico no pudo con él, le obligó a cometer algún error y le terminó destrozando los neumáticos. Esto de las estrategias lo analizaré detalladamente en otro artículo (te recomiendo que me sigas para no perdértelo 😏), pero Ferrari volvió a hacerlo todo bien, hasta en las estrategias.
El que no lo hizo nada bien fue Sebastian Vettel, desde luego, con sus dos errores en cadena.
Hacer un trompo por dar gas demasiado pronto es algo que le puede pasar a cualquiera, sobre todo si ves que necesitas más ritmo y no llegas. El problema es que cuando es Vettel el que lo comete ya no es un “error aislado que le puede pasar a cualquiera”, sino que es otro más que se une a la colección de su último año y medio.
Significa que los aficionados de Ferrari vean a Leclerc como el salvador y a él, como el que no merece estar ahí. Significa que vaya perdiendo confianza con el equipo en momentos delicados. Significa que al público se le olvide el buen trabajo en la sombra que hizo en el anterior GP.
Y para rematar, se mete en la pista de una forma tremendamente peligrosa, poniéndose perpendicular al coche de Stroll en plena trazada. Por suerte, solo terminó en un ligero golpe que arruinó la carrera del canadiense en la que hubiera podido conseguir un resultado fantástico.
Creo que siempre he defendido objetivamente (en la medida de lo posible) el talento que tiene, pero un nuevo error así cuando Leclerc se gana el respeto de todos, puede ser un punto de inflexión en su carrera y en Ferrari.
Por cierto, hablando de puntos de inflexión, ¿lo habrá sido también para Renault? Menuda sorpresa me llevé con esta gente, que no les perjudicó ni la degradación aun saliendo con blandos y alargando el stint hasta las 30 vueltas.
En cualquier caso, en dos semanas Renault y Ferrari tendrán una prueba de fuego en Singapur, circuito revirado y que lleva al límite a coches y pilotos.